Corren tiempos de mudanza en el Instituto Nacional de la Seguridad Social de Barcelona. Serán varios los letrados que, en los próximos meses, nos abandonen hacia destinos más cercanos a su tierra. Sana envidia. Creo que, hoy en día, el INSS de Barcelona no es un buen destino para un letrado.
Lamentaciones al margen, me gustaría dedicar este artículo a Laura González, una de las que migra. Todavía recuerdo a Laura cuando llegó en mayo de 2016, con su aire juvenil y despreocupado, vistiendo todavía como suelen hacerlo los opositores hijos de la clase trabajadora, es decir, con la sencillez a la que obliga la escasez de dinero. Llegó bulliciosa, con ganas de aprender. Intuyo que lo primero que debió pensar de mí, el enérgico Condis, es que, al margen de ser un tipo extravagante, el tal Condis «bailaba» los juicios al ritmo que a ella le gustaba, es decir, con dinamismo y garra, evitando a toda costa que cuatro listos defraudaran al Sistema de Seguridad Social. Sin esquilmar la confrontación, a cara de perro, apuntando los nombres de médicos que, por su inusual aparición en los juzgados, forman parte de la lista de presuntos médicos corruptos sujetos a investigación, cada vez con más intensidad.
A Laura siempre logré sacarle una sonrisa, cuando no una carcajada, singularmente el día en que le conté que una juez había parado la grabación de un juicio porque una gota de sangre empezó a caer por mi frente (me acababan de extirpar un quiste sebáceo el día anterior). Y ella debió de imaginarse la escena y no se pudo contener. «Puto Condis», pensó, parar un juicio porque al letrado de la Seguridad Social le sale sangre de la cabeza en el turno de contestación a la demanda. Eso no lo consigue nadie.
Laura siempre trabajó con denuedo, sin escatimar horas. Sus recursos de suplicación y sus informes han sido un ejemplo de interés por la «cosa pública». Meticulosa y defensora de una justicia social que no deje grietas para la estafa, su trabajo en la persecución de conductas irregulares ha sido un referente. En nuestra intranet, una carpeta creada por ella exhibe informes como modelo. Con su trabajo se han conseguido cosas importantes que un blog público no puede revelar. También es verdad que quedan muchas otras que, por el momento, no se han materializado. Tiempo al tiempo.
Laura González Martínez, la letrada coraje, deja en mí una profunda huella, la huella que dejan quienes con su pundonor y dignidad se erigen como ejemplo a seguir en el camino hacia una justicia social que expulse la picaresca y el delito.
TE ECHARÉ DE MENOS…